La «Misinformation» se define comúnmente como «información falsa o incorrecta», mientras que el término «Disinformation» se usa generalmente para describir la desinformación que se maneja deliberadamente para engañar. La distinción entre las dos categorías de información radicaría, entonces, en la intención y motivación de la persona que maneja esa información. En el último año se ha sugerido la existencia de otra categoría de desinformación: la “Malinformation”. Este término se utiliza para describir información que, aunque técnicamente es cierta, se saca de contexto o se presenta de forma parcial para inducir a error.
Es importante reconocer una diferencia significativa en la misión de las bibliotecas y las editoriales académicas. Para las bibliotecas, brindar acceso tanto a información verdadera como falsa es fundamental para su misión, mientras que para las editoriales, filtrar la información falsa es fundamental para su funcionamiento, ya que una revista o editorial busca adquirir y publicar trabajos académicos veraces y filtrar los que son falsos y engañosos.
Las bibliotecas de investigación existen no solo para brindar acceso a información fiable, sino también para apoyar la docencia y la investigación, que dependen no solo del acceso a información de alta calidad desde una amplia gama de puntos de vista y perspectivas, sino también del acceso a ejemplos instructivos de falsedad y deshonestidad.
No se puede ser un científico serio, ni hacer investigación académica ni ciencia, si no se trabaja para establecer la verdad de las proposiciones científicas, si no se intenta determinar qué es cierto y qué no, si no se adoptan posturas -por muy contingentes que sean- con base en la evidencia que se recopila y evalúa. Como académicos, científicos, editores y bibliotecarios, no podemos eludir la obligación de distinguir entre la verdad y la falsedad.
Bibliografía